La ausencia de información sobre la cantidad de emisiones tanto en metano como en lixiviados generados por el enterramiento de residuos sólidos en el Ecuador, así como sus efectos, han sido la motivación para el desarrollo del presente portal con la primera base de datos de generación de estas emisiones a escala nacional. Sus resultados se obtuvieron tras el análisis de diversas variables asociadas a la gestión de residuos declarados por los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) cantonales en el periodo de 2014 al 2022. Para ello, se aplicaron diversos métodos matemáticos que ayudaron a completar esta información. Es necesario destacar que este análisis es propiamente teórico, basado en el modelo de Corenostós, el cual de acuerdo con diversas fuentes, ha demostrado una aproximación bastante cercana a la realidad, por lo que su utilización es recomendada.

Introducción

Los procesos naturales que se producen en nuestro planeta han creado las condiciones adecuadas para la existencia misma tal y como la conocemos, existiendo un equilibrio natural entre todas las especies que conformamos la vida y los entornos en la naturaleza. Sin embargo, en toda secuencia temporal existen momentos en los cuales se generan grandes cambios, positivos o negativos o simplemente cambios, y es aquí donde en los últimos tiempos hemos entrado en una era dominada totalmente por los seres humanos: la antropocénica. Desde visiones generales -esto no debería alarmarnos-, somos una especie más que día a día ve por su bienestar, pero he aquí donde los seres humanos posiblemente se han llegado a convertir en su propia amenaza, con el poder y habilidad de transformarlo todo, han presionado los límites naturales, haciendo cada día más complejo el panorama para las actuales y futuras generaciones, los recursos naturales son sobre explotados y su capacidad de regeneración es cada vez más limitada (Richardson et al., 2023) . Esto deriva en una serie de problemas que ya los estamos viviendo, como son los cambios climáticos, la complejidad de abastecer a todos los seres humanos de alimentos puros, la reducción y extinción de especies, el medioambiente contaminado, entre otros efectos que sin duda ponen en riesgo nuestra superviviencia (Franco et al., 2024).

Una de las amenazas que ha despertado preocupación en las últimas décadas, es la temperatura en el planeta, la cual se ha ido incrementando con el pasar de los años y es conocido como el calentamiento global, que amenaza con cambiar de manera significativa los patrones metereológicos de nuestros ecosistemas (Farmer & Cook, 2023). Este incremento está asociado a las altas concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, los cuales en las últimas décadas han tenido un elevación vertiginosa. Los GEI están compuestos principalmente por dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y otros elementos, su potencial para absorber el calor es significativo, siendo el CH4 con mayor potencial frente al CO2.

Metano

El metano es un gas con un potencial de absorción de calor altamente significativo, su prevalencia en la atmósfera es apenas de 12 años en contraste con el CO2 que puede permanecer en la misma hasta 100 años (Mar et al., 2022). Sin embargo, pese a su poco tiempo de concentración, su potencial lo convierte en un gas de especial interés, ya que de acuerdo con diversos estudios, la capacidad de absorber calor está entre 84 y 87 veces mayor al del CO2 en una escala de tiempo de 20 años y 28 veces más poderoso en una escala de tiempo de 100 años (Jackson et al., 2020). Adicionalmente, cabe destacar que el CH4 en la atmósfera se descompone principalmente en CO2 y otros compuestos (Heald & Kroll, 2020)

De acuerdo a la International Energy Agency IEA (2021), las fuentes principales de generación de metano global, ordenados descendentemente, son los humedales que tienen origen natural (con el 40%), y le siguen los de origen antropocénico (con el 60%): la agricultura, la energía, los residuos, otras actividades y la quema de biomasa (Skei R et al.,2023). Entre ellos, el sector de los residuos sólidos se ha convertido en una problemática seria para el medioambiente, necesitando medidas urgentes para minimizar o mitigar su efecto.

Una sociedad moderna con patrones altamente consumistas, sumando a ello un desarrollo exponencial de capital y acumulación, generan también una producción incalculable de desechos de todo tipo (Solíz et al. 2017), cuya eliminación se vuelve cada vez más compleja por la propia composición de los mismos. Uno de los métodos más usuales para la disposición final de los residuos es el enterramiento, que, a su vez, es el causante de las principales emisiones de CH4 especialmente por la acumulación de materia orgánica que entra en procesos de descomposición anaeróbica y genera estos GEI (Changing Markets Foundation, EIA & GAIA, 2023). En el Ecuador, la realidad no es diferente, siendo el sector de los residuos la tercera fuente principal de emisiones de CH4 de origen antropogénico (IEA, 2023). Sin embargo, su diferencia dista de ser significativa con las otras dos fuentes antrópicas, por lo tanto, se convierte en una variable de fuerte interés.

De acuerdo con el Ministerio de Agua, Ambiente y Transición Ecológica (MAATE), en el 2018, el sector de los residuos sólidos representó el 3,4% del total nacional de emisiones de GEI y el 17,35% de las emisiones totales de metano, y de estas emisiones el 64,94% deriva de la disposición final de tipo enterramiento. Cabe destacar que no hay un valor exacto de cuánto se está generando, y los datos se basan en estimaciones y lecturas ambientales a gran escala por satélites u otros medios, cuya precisión puede verse afectada por condiciones climatológicas, volviendo inestable a la medición (Kasa et al., 2018).

El sistema de enterramiento de los residuos trae consigo otro elemento altamente contaminante y tóxico para los ecosistemas, sus compuestos químicos (denominados pesados) afectan gravemente a sistemas superficiales y subterráneos del suelo. El agua, la flora y fauna, así como un sin número de elementos que conforman las cadenas naturales, sufren de graves desbalances, poniendo en riesgo la vida de todos quienes en ella se desarrollan, incluyendo los seres humanos. Este líquido es conocido como “lixiviados”, cuya ampliación se puede leer en el “Atlas lixiviados” .

Cuantificación de las emisiones de metano y lixiviados generados en el Ecuador

Como se expresó en la introducción, este cálculo se lo realizó mediante el modelo de Corenostós que consiste en un simulador del proceso que se genera en la descomposición de residuos en un relleno sanitario (Echeverry y Collazos, 2013). El resultado de aplicarlo es la obtención de GEI y lixiviados generados en estos sitios. Deriva de una ecuación de equilibrio químico, que combina los compuestos originados de una serie de variables de sitio, que van desde la composición de los residuos hasta diferentes datos meteorológicos propios de cada lugar, para tener una aproximación más real de los datos.

En relación con los residuos sólidos, es necesario conocer su cantidad generada mensualmente, su caracterización, su porcentaje de descomposición (50% es recomendado), el tiempo que toma la  descomposición después de ser enterrados (15 años), así como la humedad de los mismos en el territorio del cual son generados. En cuanto a variables meteorológicas de sitio, es necesario conocer la altitud a la cual se encuentra localizado el sitio de disposición final, la presión atmosférica, la temperatura promedio del sector y, según los fines investigativos, las magnitudes de precipitación y evapotranspiración de la zona.

En el presente estudio, se procedió a obtener una aproximación en función de la caracterización promedio de los residuos para cada cantón entre los años 2014 al 2021, también se aplicó promedios a las temperaturas a lo largo del mismo período y finalmente se procesó la información para obtener los datos.  Como consideraciones adicionales cabe destacar que varios datos ausentes de caracterización fueron completados mediante procesos de regresiones, medias geométricas y promedios para obtener el dato más aproximado posible, también se obtuvo a través de promedios porcentuales que el 53,13% de los GEI corresponden a gas CH4, mientras que el restante, en un 99%, a CO2.